miércoles, 15 de julio de 2009

Las Presencias de Nadia Contreras*


Intentaré describir un brevísimo paseo por la lectura de este libro que hoy comentamos.
La autora de Cuando el cielo se derrumbe, entre otros títulos, Nadia Contreras (Queserías, Colima, 1976), radicada ya hace varios años en Torreón, Coahuila, nos entrega su más reciente libro de poesía Presencias, un poemario, a mi parecer, ceñido, unitario y al mismo tiempo dador de riqueza y fuerza expresivas.

Presencias es un libro dividido en seis estaciones poético-presenciales. Desde la primera estancia advertimos los tintes simbolistas, inaugurada con dos versos del poeta de Las flores del mal, tomados de su soneto “Correspondances”. Nadia empieza cuestionando:
¿Qué voy a hacer?
Dice en el verso inicial. La autora canta armonizando y se acompaña de interrogantes del ser humano. Advierto un refinamiento en su estilo:
¿Quién dice que no se puede hacer el amor
mientras las ventanas
son un largo gemir de olas?
(Del poema “Instantáneas de mar”, pág.20)
En este tenor se instala, a mi parecer, durante las dos primeras partes. La tercera: “Anotaciones sobre una exposición” son poemas que la integran son más plásticos, más visuales; la mirada de la poeta está posada hacia el exterior y no al interior:
Un colibrí es la memoria de las tardes
que se levantan a perpetuidad.
(pág. 35)
o En el fondo, la ciudad es agua.
Casas y luces en nítida aparición.

(pág.38)

Es en la segunda mitad del libro donde reconozco una expresión más suelta, más definida que en otros poemarios de Nadia, creo que esta idea se ve ejemplificada en el primer poema de la parte IV:
Crecen de noche los gatos.
Lejanos a la luz del día,
al hombre inclinado en el brocal del sueño.
El gato toma
su estatura real.
Enardecido crece hasta el techo,
huye por ventanas imaginarias.
Pequeña es la noche
para sus ojos reflectores;
su cuerpo, artificio del embrujo.
En el amanecer
-cuando el día cae como una estatua
a los pies de la rutina-,
el gato es un caracol
en la silla de los descansos.
(pág.47)

Hay musicalidad que se antoja natural, que emerge de los más puros alientos de la tierra. Contreras se nos presenta hoy con una voz más solida, más provocadora y lúdica.

La poesía es cuestión de lenguaje. En Presencias el lenguaje gira juguetonamente, vuela, aterriza, explora, registra; manifiesto apasionado. Pero siempre accesible para el lector; recrea en equilibrio imágenes y metáforas; no hay rebuscamientos que dañen la autenticidad y claridad del verso. Por éstas y demás razones que el lector sabrá encontrar por él mismo, es que hay que leer este libro.





*Nadia Contreras, Presencias, Mantis Editores / DMC de Torreón, México, 2008.
Comentario publicado en la revista de literatura Acequias 48 (verano) de la UIA Torreón.