martes, 25 de marzo de 2008

Sobre Arena de hábito lunar o haces de luz por todas partes







La poesía pretende cumplir la tarea
de que este mundo no sea sólo
habitado por los imbéciles.
ALDO PELLEGRINI



El término “poesía” viene del griego poiesis y del latín poesin; arte de evocar y sugerir sensaciones, emociones e ideas mediante un empleo personal del lenguaje, creando imágenes, ritmos y cadencias. Y el rol de la poesía a través de la historia ha sido la de redimir al hombre, dirigir sus pasos hacia un camino de luz y belleza, dotarlos de alas y sueños y es en esta segunda característica donde creo que puedo ubicar al poemario del que hablaremos, en esos poemas que surcan el sendero hacia lo bello, aunque trate en momentos de asuntos oscuros como el olvido, pues el verso escrito no sólo representa al poeta, sino también a todos los hombres.
La poesía es en sí misma un misterio.

Intentaré expresar en estas líneas mi recomendación al más reciente libro de poesía de Marco Antonio Jiménez (Torreón, Coahuila, 1958); la primera reedición de su título Arena de hábito lunar (Colección los poetas, Aldus/Icocult, 2006).
Primeramente –hay que partir de algún lugar- este libro se estructura externamente en cuatro partes:
Hábitos, 2. Las descendencias abolidas, 3. Los multiplicados y 4. Arenas crecientes.
Internamente encontramos redes de significados y significantes en evocaciones, la mayoría, a mi juicio, luminosas. Hay luz por todas partes, aunque lo que se esté nombrando contenga visos oscuros y/o de sombras algunas veces. Hay intención evocativa, decía, nostálgica:
“Porque la luna se encierra en el desierto
como en sí misma: roca abierta al reposo…

El desierto, la nada, la ausencia, el olvido, no por carecer de la vegetación, del todo, de la presencia, de lo no olvidado, deja de ser hermoso en su plenitud, para muestra el texto que más me impactó ahora en su primera lectura:

VII

El despojo erigió sus templos en la arena
quiso eternizar en la planicie su vasta
propensión al infortunio
le devolvió al mar su cementerio
su olvidado alojamiento:
en todo auto rendido en el desierto
cruzan gatos y aves de agua

peces hurgando los tesoros del naufragio


También agradezco a Marco Jiménez la economía del lenguaje, pues creo que la poesía es ante todo síntesis. Son contados los poemas que rebasan una página, son cuatro en total en todo el libro.
El poeta se reencuentra consigo mismo en el desierto:
“Ha atracado la nave perdida en el tiempo” .

Y si vamos con la idea de Heidegger en su libro La esencia de la poesía, donde toma como ejemplo la poesía de Hölderlin, poeta romántico alemán y además, dice que el filósofo, que busca la verdad, debe estudiar al poeta, pues cree que en él radica la verdad del ser, la poesía de Marco se instala aquí, por eso recomiendo su lectura, aquí el lector se encontrará una y otra vez con una producción rica en imágenes y metáforas, un recorrido por el desierto a través de la lupa del poeta, todo ello realizado con claridad en el lenguaje y sobre todo, con el espíritu cantando su verdad, la de Arena de hábito lunar, sin duda este es un aporte significativo para las letras laguneras.
Arena de hábito lunar, Marco Antonio Jiménez, Icocult / Aldus,
Colección Los poetas, 2006.
Texto publicado en la revista de literatura y pensamiento Acequias, núm. 40, 2007.

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